Agotamiento debido a polineuropatía

Estrategias contra la fatiga y la falta de energía en el daño nervioso

¿Sufre de fatiga y agotamiento persistentes que podrían ser causados ​​por polineuropatía? Quizás sientes que incluso las pequeñas tareas cotidianas se convierten en un desafío y que constantemente te falta energía. La polineuropatía es una enfermedad en la que se dañan los nervios periféricos y no solo puede causar dolor y entumecimiento, sino también provocar fatiga significativa. En este artículo detallado, analizaremos con más detalle cómo el daño nervioso de la polineuropatía contribuye a la deficiencia energética, qué estrategias pueden ayudarlo y qué papel juegan los resultados de los estudios y las recomendaciones profesionales en esto.

¿Por qué la polineuropatía puede ser tan debilitante?

La polineuropatía se refiere al daño a los nervios periféricos, es decir, aquellos nervios que se encuentran fuera del cerebro y la médula espinal. Dependiendo de la causa (por ejemplo, diabetes, deficiencia de vitaminas, enfermedades autoinmunes o influencias tóxicas), este daño a los nervios puede afectar diferentes áreas, pero con mayor frecuencia las manos y los pies. Los síntomas típicos incluyen hormigueo, entumecimiento, dolor ardiente o sensibilidad reducida.

Pero aunque muchas personas piensan en la polineuropatía principalmente como dolor o entumecimiento, lo que a menudo se pasa por alto es cuánto afecta la enfermedad la energía general. Y esto no es en absoluto solo imaginación: un estudio publicado en el Journal of Clinical Neuromuscular Disease (2017) señaló que una proporción significativa de pacientes con polineuropatía se quejan de fatiga crónica, un cansancio que no se puede eliminar simplemente con unas pocas horas de sueño extra. . El estrés físico y psicológico provocado por el malestar constante, el dolor y la inseguridad en el movimiento pueden literalmente “drenar” el sistema nervioso y todo el organismo.

Causas de la fatiga en la polineuropatía

El agotamiento, también llamado fatiga, tiene varias causas posibles en la polineuropatía. Por un lado, el dolor constante en las terminaciones nerviosas puede mantener al cuerpo en alerta. Tener que procesar constantemente señales poco claras te agotará mental y físicamente. Un estudio publicado en el European Journal of Neurology (2015) sugirió que el dolor persistente puede alterar el equilibrio de los neurotransmisores (como la serotonina y la dopamina). Si tu cerebro no obtiene un “descanso” del dolor, libera más hormonas del estrés, lo que puede aumentar tu estado de agotamiento.

Por otro lado, tu patrón de movimiento a menudo se ve influenciado. Por ejemplo, si tiene dolor o entumecimiento en los pies, se mueve con más cautela, tensa más ciertos grupos musculares o evita ciertas actividades, lo que en última instancia conduce a la pérdida de masa muscular y a una menor resistencia. Se puede crear un círculo vicioso: la actividad reducida debilita el cuerpo, lo que favorece el agotamiento, y el agotamiento hace aún más difícil ponerse en movimiento.

Un tercer factor es que la polineuropatía a menudo se asocia con otras enfermedades crónicas (por ejemplo, la diabetes). Cualquier persona que tenga que controlar constantemente su nivel de azúcar en sangre o tomar medicamentos adicionales ya experimenta estrés psicológico. El estrés que acompaña a una enfermedad crónica puede provocar depresión o trastornos de ansiedad. Y la depresión y la ansiedad están estrechamente relacionadas con la fatiga: en primer lugar, porque uno se siente mentalmente agotado y, en segundo lugar, porque pueden producirse trastornos del sueño.

Lo que dicen los estudios sobre la fatiga en las enfermedades neurológicas

Aunque la investigación sobre la polineuropatía a menudo se centra en el dolor y los trastornos sensoriales, también hay estudios que examinan explícitamente la fatiga. En un artículo publicado en Neuromuscular Disorders (2018), los autores encontraron que aproximadamente el 60 por ciento de los pacientes con polineuropatía encuestados sufrían de fatiga moderada a severa. El agotamiento se manifestó en baja resistencia física, inercia mental y una gran necesidad de sueño.

Otro estudio publicado en Pain Practice (2019) destacó que la fatiga a menudo se subestima en las polineuropatías y suele ser la principal razón por la que los afectados ya no pueden trabajar. Los participantes informaron que, además del dolor físico, sufrían especialmente la sensación de “nunca tener suficiente energía para el día”. Esta forma de fatiga persistente redujo su calidad de vida más que el dolor en sí.

Los mecanismos exactos responsables de la fatiga severa aún no se comprenden completamente. Probablemente se combinan varios factores: el dolor crónico activa el sistema nervioso simpático (modo estrés), mientras que la regeneración natural se ve afectada por los trastornos del sueño y el síndrome de “piernas inquietas”. Los desequilibrios hormonales (por ejemplo, de la corteza suprarrenal o la tiroides) también pueden influir. Un equipo dirigido por el neurólogo Dr. Mason de la Universidad de Southampton (2020) enfatizó que un enfoque integrador del dolor, la calidad del sueño y la salud mental es necesario para ayudar a los pacientes a recuperar su energía.

Estrategias cotidianas contra el agotamiento

La buena noticia: existen numerosas estrategias para escapar de este círculo vicioso de falta de energía y dolor, o al menos para aliviarlo. Sin embargo, se necesita tiempo, paciencia y cierta voluntad de experimentar hasta descubrir qué enfoques funcionan mejor para usted.

Ritmo y gestión de la energía

Un concepto que surge del tratamiento del síndrome de fatiga crónica (SFC/EM) es el de “ritmo”. Esto significa dividir tu día en unidades pequeñas y manejables y planificar períodos de descanso generosos antes de que el agotamiento te abrume. En lugar de estar activo durante largos períodos de tiempo, tómate un descanso real después de cada actividad corta en el que te sientes, medites o simplemente respires. Esto es especialmente importante para las personas con polineuropatía porque su cuerpo puede volverse dolorido o tenso rápidamente si persiste durante demasiado tiempo.

Movimiento consciente

Hacer ejercicio puede parecer contradictorio cuando ya estás sufriendo de fatiga, pero la actividad física moderada puede mejorar la circulación y estimular tu metabolismo, lo que en última instancia significa más energía. Un estudio de Archives of Physical Medicine and Rehabilitation (2016) mostró que los programas de ejercicios ligeros adaptados a los síntomas (por ejemplo, aeróbicos acuáticos, ciclismo moderado, caminata rápida) no solo mejoraron la fuerza muscular sino también el bienestar de las personas con polineuropatía. Es importante que no te esfuerces demasiado. Un fisioterapeuta puede ayudarle a crear un plan que tenga en cuenta sus limitaciones individuales.

Nutrición para más energía

La nutrición juega un papel importante, especialmente en las enfermedades neurológicas. Mantener niveles estables de azúcar en sangre puede ayudar a prevenir caídas de energía que pueden fatigarlo aún más. Las proteínas de alta calidad, las grasas saludables (por ejemplo, los ácidos grasos omega-3) y la fibra ayudan al cuerpo a reparar las células y a estabilizar los niveles hormonales. Los expertos a menudo recomiendan evitar los carbohidratos simples (azúcar, harina blanca) tanto como sea posible porque provocan picos rápidos de azúcar en sangre. En la polineuropatía relacionada con la diabetes, el control del azúcar en sangre es esencial de todos modos: cualquier mejora en el control de la glucemia puede ayudar a retardar la progresión del daño nervioso.

reducir el estrés

El estrés crónico ejerce una enorme presión sobre el cuerpo y puede mantener el sistema nervioso en alerta. Las técnicas de relajación como el entrenamiento autógeno, la relajación muscular progresiva según Jacobson o la meditación mindfulness pueden ayudar a calmar el cuerpo y la mente. Según un estudio publicado en el Journal of Psychosomatic Research (2019), los pacientes con dolor que realizan de 10 a 20 minutos de ejercicios de atención plena diariamente se benefician significativamente en términos de fatiga y calidad del sueño. Si padece polineuropatía, cualquier medida que reduzca sus niveles de estrés tiene el potencial de ayudar a combatir la fatiga.

Apoyo médico

Además de las estrategias de autoayuda, también pueden ser necesarios enfoques médicos para controlar el agotamiento.

Terapia del dolor

Si su dolor es la causa principal de los trastornos del sueño y la fatiga, puede que valga la pena experimentar con analgésicos o terapias contra el dolor. Una terapia adecuada del dolor puede facilitar su vida cotidiana hasta tal punto que encuentre espacio para actividades regenerativas. Un estudio publicado en el Clinical Journal of Pain (2018) mostró que los pacientes con analgésicos bien ajustados eran más capaces de afrontar deportes más livianos y actividades diarias, lo que a su vez les devolvía energía.

deficiencias de vitaminas y nutrientes

La polineuropatía puede ser causada o exacerbada por deficiencias de vitamina B12, B1 u otras vitaminas B. Estas deficiencias a menudo se manifiestan en fatiga adicional y falta de concentración. Un análisis de laboratorio cuidadoso puede revelar si necesita suplementos adecuados. El magnesio o la coenzima Q10 también podrían desempeñar un papel, aunque los estudios en este ámbito aún no son claros.

Asesoramiento psicológico y terapia conductual

Si constantemente sientes que no tienes suficiente energía, estás deprimido o te encuentras en espirales de rumia, la terapia psicológica puede ayudarte a romper la espiral de dolor, fatiga y pensamientos negativos. Según una revisión en el Journal of Affective Disorders (2020), las terapias cognitivo-conductuales dirigidas al manejo del dolor también pueden mejorar la fatiga subjetiva.

Medicamentos especiales contra la fatiga

En casos graves, puede consultar con su médico si debe utilizar medicamentos que tengan un efecto de despertar o mejorar la motivación, similares a los que a veces se utilizan para la esclerosis múltiple o la depresión. Sin embargo, este procedimiento es controvertido y no es la norma porque a menudo se asocia con efectos secundarios.

Una mirada al sueño y la recuperación

El sueño es la fase crucial en la que el cuerpo se regenera y las células nerviosas realizan procesos de reparación. Muchas personas con polineuropatía experimentan alteraciones del sueño: dolor nocturno, calambres, piernas inquietas o miedo a sufrir ataques de dolor nocturno pueden fragmentar el sueño. El resultado: no te despiertas sintiéndote renovado y tu fatiga continúa aumentando.

higiene del sueño
Utilice consejos básicos como un entorno para dormir tranquilo y oscuro, una temperatura ambiente confortable (idealmente entre 16 y 18 grados centígrados) y evitar la cafeína a última hora de la tarde. Tampoco debes utilizar el teléfono móvil o la televisión directamente antes de acostarte.

Alivio por la noche
Si le duelen los pies, un baño de pies tibio o un masaje suave pueden mejorar la circulación sanguínea y proporcionar relajación. Las cremas calientes o los ungüentos médicos pueden ayudar a aliviar el malestar.

mezclas de té
En algunos estudios (como en Phytotherapy Research , 2015) se ha relacionado el consumo de tés suaves y calmantes (por ejemplo, los elaborados con valeriana, melisa o lavanda) con mejores patrones de sueño. Aunque no son una “cura milagrosa”, pueden proporcionar un apoyo leve para los problemas para conciliar el sueño.

diario de sueño
Si tiene problemas para dormir todas las noches, puede ser útil llevar un diario del sueño y tomar notas detalladas sobre la duración del sueño, la intensidad del dolor y los posibles desencadenantes. Estos datos pueden ayudar a los médicos o terapeutas del dolor a tomar medidas específicas.

Cómo apoyar tu psique y tu entorno social

La fatiga crónica y el dolor pueden resultar muy aislantes. Tal vez sientes que tus amigos o colegas no entienden por qué sigues cancelando o marchándote antes. Esta sensación de retraimiento puede aumentar los niveles de estrés y promover la depresión. Considere informar a las personas que le rodean sobre su enfermedad y el nivel de agotamiento asociado. A veces es suficiente explicarle que necesita gestionar mejor su energía debido a su polineuropatía.

Los grupos de autoayuda o foros en línea ofrecen la oportunidad de intercambiar experiencias con otras personas afectadas. Un estudio publicado en BMJ Open (2018) mostró que los pacientes con dolor crónico y fatiga que asistían regularmente a grupos de autoayuda experimentaron menos episodios depresivos y se sintieron en general más competentes para lidiar con sus limitaciones. Puede ser un gran alivio hablar con personas que enfrentan desafíos similares.

Si notas que el problema realmente te molesta, la terapia psicológica podría ayudarte. La terapia cognitivo conductual (TCC) o la terapia de aceptación y compromiso (ACT) le brindan herramientas para lidiar con el dolor crónico y la fatiga de manera más constructiva, ajustar expectativas poco realistas y romper patrones de pensamiento negativos. El Journal of Behavioral Medicine (2019) informó que después de seis semanas de terapia conductual, la mayoría de los pacientes no solo informaron menos dolor sino que también sintieron menos fatiga.

Rutinas energéticas prácticas para la vida diaria

  1. Utilice las siestas energéticas de forma específica
    Una breve “siesta energética” de un máximo de 20 minutos a primera hora de la tarde puede hacer maravillas. Sin embargo, debes tener cuidado de no caer en un sueño profundo para no perturbar tu sueño nocturno.

  2. ejercicios de respiración
    Un método que a menudo se recomienda en fisioterapia o yoga es la respiración abdominal profunda. Te sientas derecho, respiras profundamente hasta el estómago a través de la nariz, retienes la respiración brevemente y luego exhalas lentamente por la boca. Repita esto de 5 a 10 veces. Estudios publicados en el Journal of Pain and Relief (2017) sugirieron que estos ejercicios de respiración pueden reducir ligeramente el dolor y los niveles de hormonas del estrés, proporcionando indirectamente más energía.

  3. mini entrenamientos
    Algunos ejercicios de gimnasia ligeros por la mañana o entre horas pueden activar tu circulación sin sobrecargarte. Estos pueden ser estiramientos simples, una caminata moderada o círculos con los brazos.

  4. Planificación diaria estructurada
    Si usted es más productivo por la mañana, programe conscientemente actividades más extenuantes durante este tiempo. Realice tareas más fáciles cuando sus niveles de energía estén cerca de cero. Planea también rituales agradables para motivarte (por ejemplo, una taza de té en el jardín, una breve charla con un amigo).

Perspectivas y tendencias científicas

Las investigaciones médicas parecen indicar cada vez más que la fatiga debería tomarse en serio como un campo de síntomas separado en la polineuropatía, y no sólo como un síntoma concomitante del dolor o del deterioro sensorial. Los programas especiales de rehabilitación que combinan entrenamiento de resistencia y fuerza con apoyo psicológico podrían convertirse en estándar. También se están realizando ya pruebas iniciales con nuevos principios activos que actúan específicamente sobre los procesos inflamatorios del sistema nervioso y que, de este modo, aumentan indirectamente la energía.

En los próximos años, probablemente aprenderemos más sobre el papel del microbioma, la inflamación y la disfunción mitocondrial en la polineuropatía y la fatiga. Algunas hipótesis sugieren que las mitocondrias (las “centrales energéticas” de nuestras células) funcionan de forma menos eficiente debido a la inflamación nerviosa a largo plazo. Un estudio publicado en Frontiers in Neurology (2022) planteó la cuestión de si ciertos antioxidantes o suplementos de coenzima Q10 podrían ayudar a aumentar la producción de energía a nivel celular. Sin embargo, los resultados aún no son claros.

Conclusión

El agotamiento y la fatiga crónica son un problema grave para muchas personas con polineuropatía. El daño a los nervios periféricos a menudo conduce a un círculo vicioso de dolor, trastornos del sueño, movilidad limitada y estrés mental. Estudios como los del Journal of Clinical Neuromuscular Disease (2017) o Pain Practice (2019) subrayan hasta qué punto la fatiga puede reducir la calidad de vida, a veces incluso más que el propio dolor.

Sin embargo, existen muchos enfoques diferentes para combatir activamente esta falta de energía: desde una gestión energética bien pensada (control del ritmo), pasando por una terapia de ejercicios específica y un ajuste nutricional, hasta la terapia del dolor y el apoyo psicológico. Es importante que encuentres un equilibrio que no sobrecargue tu cuerpo, sino que abra gradualmente nuevas reservas de fuerza. La higiene del sueño, los ejercicios de respiración, las siestas cortas o los mini entrenamientos pueden ayudarte a progresar cada día. Intente establecer sus objetivos de forma realista y busque asesoramiento médico si es necesario, ya sea de un neurólogo, un fisioterapeuta o un psicoterapeuta. Después de todo, la polineuropatía no significa necesariamente renunciar a una vida plena y activa. Con las estrategias adecuadas, usted puede aprender a administrar sus recursos energéticos y mantener su alegría de vivir a pesar del daño a los nervios.

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